Texto: Carolina López
La agricultura urbana ha tenido gran impacto en estos últimos años, dado que ha sido una herramienta para generar huertos urbanos en diferentes contextos y en beneficio de un bien común para la población. Al ser una urbe con un gran número de habitantes y desarrollo urbano, la Ciudad de México se ve rodeada en la mayoría de sus espacios por altos edificios y casas habitación. Como resultado de ésto, existe una menor proporción de luz solar en nuestros hogares, limitando el desarrollo de las plantas ya sean de ornato, aromáticas, cactáceas y hortalizas que nos permitan alimentarnos. Por otro lado, debemos tomar en cuenta que no todos tienen la posibilidad económica para tener plantas, otros por sus diversas ocupaciones no tienen el tiempo suficiente para su cuidado y habrá quienes paguen por que alguien más se encargue de sus cuidados en este caso los jardineros o las trabajadoras domésticas.
La creación de huertos urbanos ya sea en maceta, con materiales de pet, en huacales o con una estructura profesional, ha generado en muchos de nosotros un bienestar emocional, que desde la psicología se conoce como terapia ocupacional[1]. ¿Por qué mantener y cuidar de un huerto urbano genera bienestar emocional? El trabajo que he realizado dentro de OLAKAC me ha permitido ver el alcance y los beneficios que el huerto otorga a los adultos mayores, dado que ellos han mencionado sentirse activos, con mayor motivación, felices, orgullos y alegres de ver productivos sus huertos[2]. Por otro lado, desde la experiencia propia cuidando hortalizas, he tenido un acercamiento a la tierra y las plantas que me ha permitido generar nuevos conocimientos: identificar sus diferentes características, sus cuidados, desarrollo, procesos de crecimiento y he experimentado emociones positivas ya que el verlas crecer me hace sentir feliz, alegre y orgullosa.
Las adultas mayores con las que he trabajado dentro del huerto me han compartido que a las plantas hay que hablarles y cantarles para que estas crezcan, cosas que quizá ustedes piensan que no causa ningún impacto en ellas. Sin embargo, me he dado cuenta que lo que me han dicho las abuelas es real. Por las mañanas o por las tardes riego las plantas que tengo en casa: apio y lechugas para consumo propio, algunas de ornato como la cuna de moisés y helecho y unos pequeños cáctus. Suelo hablar con ellas y preguntarles ¿Cómo están? además las observo para ver si les falta agua o hay algo que me indique que necesitan ayuda, digamos que las he procurado. Ahora tengo una tarea importante, que es cuidar de algunas plantas que me fueron encomendadas y que de mí depende su desarrollo y crecimiento, las cuales esperan próximamente ser aprovechadas por las adultas mayores que viven en Casa Betti.
Con anterioridad ya había intentado tener plantas en casa. Inicié con un cáctus que me regalaron y una suculenta, las cuales al inicio iban bien pero después de unos meses empezaron a secarse y murieron, lo cual como se han de imaginar me hizo sentir triste, ya que según yo éstas eran las que menos requerían de cuidados. Ahora me doy cuenta de que el hecho de que las plantas requieran menos agua no significa que requieran de menos atención, al contrario: me di cuenta de que hay que aprender a identificar las necesidades de cada una y estar atentas a los cambios que vayan presentando. Mi relación con las plantas varía y actualmente se ha despertado en mí un mayor interés por ellas, incluso he pensado en iniciar con un huerto en casa. Dado que no cuento con un gran espacio porque vivo en una casa habitación, he considerado mantenerlas en macetas e ir experimentado poco a poco. Espero que a los que tienen plantas en casa, el cuidarlas y mantenerlas también les genere sentimientos de bienestar. Uno de los aprendizajes que me han dejado las plantas (el cultivo) es que hay que ser perseverantes, observadores e intentar las veces que nos sean necesarias para ver los resultados.
[1] Simó, A (2015), menciona que la terapia ocupacional busca promover la salud y bienestar a través de la ocupación, con el principal objetivo de capacitar a las personas para que participen en actividades durante su vida diaria y generar por medio de estas acciones un impacto en su entorno y por supuesto en ellos mismos.
[2] OLAKAC ha donado dos huertos urbanos en la CDMX beneficiando a un total de 47 adultos mayores que se ubican en casas de reposo de día y 24 horas.