El interés por sembrar alimento propio, sano y libre de químicos se ha incrementado exponencialmente este año como resultado de la crisis económica, de abastecimiento y de salud que se ha vivido a últimas fechas. Aunque en las zonas rurales la agricultura es un estilo de vida, la huerta urbana en las grandes ciudades se popularizó en Estados Unidos después de la segunda guerra mundial, por las mismas razones que hoy vuelve a ser de interés: asegurar el alimento. Con ayuda de los movimientos ecologistas de los 1960’s, que tomaron fuerza nuevamente este siglo frente a la innegable crisis ambiental y la creación de los “alimentos genéticamente modificados”, el concepto del “jardín alimenticio dentro de casa” llegó a la conversación popular y al Internet. Hoy en día las semillas, almácigos y plántulas están disponibles para su compra a lo largo y ancho de la Ciudad de México, y los video-tutoriales cubren las instrucciones para los cuidados de cada hortaliza. La misma ONU se ha pronunciado los últimos años a favor de un modelo de agricultura local y ecológica como solución para la erradicación del hambre en el mundo.
Los beneficios de un huerto urbano, así sea una azotea, un jardín o unas botellas de PET en la ventana, son múltiples y no se limitan a la persona que lo siembra:
- Fomenta hábitos alimenticios mas saludables, lo que mejora el estado de salud
- Ahorra dinero, al ser los insumos para la siembra un gasto mucho menor que el precio de verduras orgánicas y el transporte para ir a comprarlas
- Acerca a la naturaleza (tierra, plantas, agua, sol) lo que nos ayuda a aprender a valorarla y respetarla
- Aumentamos las zonas verdes en las ciudades (¡cada planta cuenta!)
- Reducimos nuestra huella de carbono ya que los productos son locales (no tenemos que movernos de casa para obtenerlos)
Lo primero que hay que evaluar en un espacio para saber si ahí podemos acomodar nuestras hortalizas, es la cantidad de luz solar que recibe – intensidad y cantidad de horas. Hay plantas que necesitan muy poca luz, pudiendo florecer a la orilla de una ventana, mientras que otras necesitan mayor exposición y requieren más horas de sol. La Ciudad de México cuenta con un clima templado la mayor parte del año, abundante sol y lluvias, lo cual permite que una gran diversidad de plantas prosperen y además de dar alimento, provean su propia semilla para volver a producir. El buen clima y el interés por la auto-sustentabilidad de su población han hecho que el mismo gobierno de la ciudad promueva y apoye estas iniciativas.
En nuestra experiencia en OLAKAC, una de las hortaliza más sencillas de producir y cuidar es la lechuga, en sus variedades ‘punta de lanza’ y ‘orejona’ , cuyo almácigo brota de la semilla entre 8 y 10 días después de su siembra (en primavera o inicio del verano) y cuya cosecha llega aproximadamente 40 días después. No requiere una maceta muy profunda (una maceta de litro o la mitad inferior de un envase de PET de 2L (cortado y con perforaciones en la base) y sus cuidados son: riego, sol y nutrientes en el sustrato donde esté sembrada. Estos últimos se pueden aportar mezclando humus de lombriz o composta con la tierra de la maceta y añadiendo otros como el té de plátano (para potasio) o el cascarón de huevo triturado (para calcio) cada semana.
Una de las ventajas de la cosecha de lechuga es que no se tiene que extraer toda la planta de su suelo – basta con cortar las hojas que necesitemos para preparar el alimento de ese día a unos 5 cm. de su base. Después de cierto tiempo en la maceta, la lechuga comenzará a espigarse para dar la flor; cuando esto sucede, la lechuga ya no debe comerse sino que se debe esperar a que la flor madure para que podamos extraer sus semillas y así, reproducir más lechugas.
Espero que este breve artículo te motive a sembrar una pequeña lechuga (o alguna otra planta alimenticia) y que comiences a disfrutar los múltiples beneficios que nos brinda esta bella y útil actividad. En nuestro canal de YT puedes aprender cómo hacerlo paso a paso: click aquí para ver los videos de la playlist «Siembra verduras en casa» de OLAKAC.