Durante el mes de septiembre las mujeres de OLAKAC entrevistamos a algunas de nuestras y nuestros colegas que laboran dentro de las asociaciones con las que llevamos a cabo los talleres Germinando Lazos[1] para compartir sus conocimientos y experiencias en esta plataforma. Esperamos que estos acercamientos ilustren un panorama más detallado de estas instituciones desde la voz de quienes lo viven directamente y a diario.
En esta primera entrega presentamos una entrevista sobre “Mitos y Realidades de las Casas Hogar en la CDMX” con la directora/encargada del funcionamiento de Fundación Paidi (FP), Natalia Duarte.
V: Primero me gustaría que comenzaramos por establecer quién es Natalia Duarte, y tu función en FP.
N: Muchas gracias por esta entrevista. Creo que es una labor importantísima dar a conocer algunas de las opiniones de las personas que trabajamos en las organizaciones de la sociedad civil. Yo soy Natalia Duarte, encargada del funcionamiento de FP. Brevemente comento quiénes somos, pues finalmente yo soy una pieza más, la verdad es que lo importante aquí es la fundación. FP se fundó hace cuatro años y lleva tres y medio de operar ya con niños, niñas y adolescentes entre 3 y 17 años. Todos tienen algún padecimiento psicosocial, llámese emocional por las mismas circunstancias de vida, o social porque su medio ambiente y sus figuras parentales no han podido ejercer ni promover los derechos de sus hijos. Añado esto que es importantísimo: todos tienen carencia de figuras parentales o están en riesgo de perderlas. Así que te imaginarás que el trabajo acá es arduo, porque son niños, niñas y adolescentes que han sufrido lo indecible, y no nada más eso sino que todos los días traen en su cabecita y en su corazón el hecho de que sus figuras más importantes en la vida que son “mamá y papá”, o probablemente algún hermano o hermana, no están presentes. También FP tiene otros programas además del de casa hogar, como el programa “Familias”, el cuál trabaja con los familiares directos e indirectos de los menores. La idea de FP es que no se queden aquí eternamente, sino que eventualmente podamos conseguir una reunión familiar una vez que se hayan subsanado algunas las cuestiones psicosociales de ambas partes (tanto del niño o niña como de los familiares). En FP creemos y promovemos y firmemente te lo digo, que el primer derecho del niño es a vivir en familia, y es algo que tenemos muy clarito y en foco. Tenemos un programa de investigación psicosocial, un programa de intervención psicosocial y un programa de incidencia social. Estos tres programas ayudan a que logremos nuestra misión: permitir que niños, niñas y adolescentes vivan o tengan una vida digna de derechos y con amor.
V: Te agradezco que lo hayas hecho tan amplio pues justo ese es uno de los mitos más comunes: se suele creer que todas las casas hogar solamente tienen niños abandonados o huérfanos que están ahí para ser adoptados. Me gustaría que comentaras cómo llegan estos niños a FP y a este programa, cuando justamente no es una situación donde ellos estén solos sino que tienen otras circunstancias.
N: En efecto mucha gente cree que las casas hogar somos un orfanatorio donde los menores no tienen ningún lazo afectivo con absolutamente nadie y no es así. La mayoría de nuestra población tiene algún familiar de lazo consanguíneo. No voy a dejar de mencionar que sí en efecto también hay niños que están en algún proceso en el que ya los padres o tutores perdieron patria potestad y que están bajo el resguardo del estado, y que sí son aptos y pueden ser legalmente adoptados o se pueden promover ciertas adopciones. Sin embargo, la mayoría de los niños vienen y se refieren por recomendaciones entre padres de familia o de otras instituciones, y vienen acá por diversas situaciones. Algunos tienen averiguaciones previas por algún tipo de maltrato o cualquier tipo de violencia, y vienen referidos por alguna instancia gubernamental. La otra parte de nuestros beneficiados vienen referidos y vienen a ingresarlos los propios padres de familia. Se les hace una entrevista, se valora psicológicamente y médicamente a los niños, también se valora psicológicamente a los padres o tutores para ver la viabilidad y la adaptación que pueda tener cada uno de los niños a FP. Dentro de la parte de los mitos, que lamentablemente también tengo decir, es que hay algunas casas que siguen trabajando bajo el sistema de “entre más niños haya, mejor”. Eso es más cubrir el expediente ante el gobierno o ante algunas fundaciones de segundo piso. Nosotros creemos que si bien ojalá pudiéramos ayudar a setenta, a ciento cincuenta niñas, la verdad es que se pierde mucho de esa calidad y de esa personalización en el trabajo, que en realidad es de donde se supone que tendría que venir un buen adulto eventualmente – de una familia que algún momento lo acogió, lo vio, lo procuró, lo estuvo observando. No queremos tener 150 niños, tampoco queremos tener tres, pero sí una media que nos permita a todos los colaboradores y a los mismos niños sentirse tan en casa, tan en familia, que una vez que nosotros hagamos nuestro trabajo, cuando regresen a sus casas o a su seno familiar consanguíneo, se sientan otra vez bien y no haya esta total separación de realidad. Nosotros trabajamos en chiquito para darle la atención personalizada y familiar que merece el niño, y toco el tema por el mito de “hay casas hogar que atienden a cientos de niños”, y pareciera que trabajaran mejor, pero no necesariamente. A través de los años de la experiencia de nuestra fundadora, se dio cuenta de que no necesariamente “más es mejor”, y que muchas casas hogar cometíamos el error de separar, de casi “satanizar” a las familias de donde provenían los niños, puesto que desde esa mirada era como “salvaguardar” y proteger a los niños de la problemática familiar o social que los afectaba directamente a ellos. Pero tenemos que ver que esa afectación familiar y después personal e individual a los niños y niñas, viene de algo más grande, que es una comunidad, y esa comunidad es parte de una sociedad. Creemos en FP que el niño no es nuestro, el niño es de todo México y no solo incluso de su familia sino de toda una sociedad que no hizo ni promovió con hechos sus derechos. Decir “trabajamos bajo un enfoque de derechos” es muy fácil, pero no hacer las dinámicas y llevar a cabo acciones diarias que lleven a ese niño o a esa familia a decir “yo soy sujeto de derechos” y no el objeto que usa una campaña gubernamental para decir “vamos a dotarlos de derechos”. No, a alguien no se le “dota” de derechos: ese individuo, o ese niño, esa familia, esa mamá o papá, tiene que tomar esas riendas de sus derechos, ejercerlos y exigirlos. Y aquí nos encontramos con otro mito, que es el mito del asistencialismo. Es muy fácil hablar de “quiero y exijo mis derechos”. Todas las casas hogar tenemos una pizca de asistencialismo que no podemos dejar de lado: se les tiene que dar de comer, se les tienen que dar un techo, agua caliente, educación, básicamente los derechos básicos y universales. Sin embargo aquí en FP creemos profundamente que cada uno de los derechos que tienen todos los seres humanos, tienen la contraparte de la responsbilidad. Entonces también trabajamos arduamente con eso porque cada una de las responsabilidades cubiertas en cada uno de nuestros días nos permite poder exigir la otra parte de los derechos. Por ello es que nosotros queremos quitarnos la capa del asistencialismo lo más posible, y aunque hay ciertas cuestiones que todas las casas hogar tenemos que seguir cumpliendo que son completamente asistenciales, seguimos siempre trabajando con la responsabilidad y corresponsabilidad en cada una de las acciones de las que participamos.
V: Ese es un mito muy grande que a veces detiene a algunas personas de ayudar, porque pensan que los mantiene el gobierno, que no necesitan de más donativos, o que quién sabe cómo manejan la casa, etcétera. ¿Cómo ves esa parte?
N: Para mí, hoy por hoy es un mito. Yo lo vivo aquí porque estoy metida en toda la operación de la casa, y yo lo puedo ver como una falacia. Sin embargo, tengo 40 años y sé de casas hogares y sé de historias. Si me remonto a hace 25-30 años, están ahí las historias de algunas casas hogar que sí en efecto no hacían lo correcto y vulneraban los derechos humanos de los beneficiarios. Desgraciadamente esas historias sí dejaron una gran cicatriz en las organizaciones de la sociedad civil. Ahora tratamos de hacer todo lo correcto mediante todos los mecanismos de transparencia para que eso sea ahora una falacia. Sin embargo, es comprensible que haya gente que diga “Oye no”, y para eso quiero decir que FP es una de varias casas hogar que tiene las puertas abiertas para que las personas vengan, conozcan y vean que los niños aquí están gozando de su infancia y adolescencia como se debe, y que todos los recursos, tanto humanos como económicos son utilizados para el beneficio de los que aquí viven. Contamos con todos los mecanismos de transparencia, tanto institucionales como los de la Junta de Asistencia Privada (IAP) que es el órgano de gobierno que nos rige, como todas las instancias legales que vigilan que el funcionamiento sea el correcto. Por eso invitamos a cualquier persona, cualquier posible donador(a) o benefactor(a) a que vengan y conozcan tanto a los colaboradores como a los niños. Me ha pasado mucho aquí que las personas que visitan de inmediato se vuelven personas voluntarias o donadores recurrentes. Es importante que las personas se atrevan y pierdan el miedo a venir. No somos un orfanato, no tenemos cuartos oscuros, ya no es así. Hablo por FP, que es una fundación muy familiar donde cuidamos los unos de los otros. Invitamos a las personas que todavía tienen la duda de “qué pasará ahí dentro” a que vengan, y sabemos que se llevarán una grata sorpresa.
V: Eso es parte del objetivo de esta entrevista: desmitificar aquellas creencias que impiden que todas y todos construyamos el México que queremos. Queremos con estas entrevistas quitar estos mitos, sobre todo los que impiden que podamos todos juntos y juntas contribuir a que más personas vulnerables puedan recuperar su salud mental y emocional, que es ya un gran problema de salud en México.
N: Coincido. De mitos estamos repletos, y por lo mismo invito a que vengan y vean que los niños y niñas aquí son libres, participan y opinan, los hacemos partícipes de las actividades que suceden. Los mismos niños te lo pueden decir: esta es su casa, son sus cosas, es su familia. Hace poco a uno de los pequeños le preguntaban en una entrevista “¿Qué significa para ti Paidi?“ y sin chistar dijo “Mi familia”. Ese concepto donde los niños están encerrados y nosotros les decimos qué hacer, los mandamos como comandantes de división, no es. Claro que sí les ponemos y sí necesitan límites y reglas, pero hoy por hoy somos su familia y todos los días así lo provocamos, lo promovemos y se los inculcamos, porque finalmente si estamos hablando que queremos que de las familias no salgan explulsados a casas hogar, justamente tenemos que inclulcarles a los niños el valor de la familia, de la solidaridad, de la hermandad, de la fraternidad, y no solo entre nosotros. Todo el tiempo les hablamos de la situación mundial, de la situación del país, y de lo afortunados que son en muchos aspectos. Pensando en otro mito, es importante decir que en las casas hogar no hay víctimas. No hay “pobrecitos niños”: la verdad es que de pobrecitos y de víctimas ya no tienen nada, son niños fuertes, son niños que están vivos y que sabemos que van a salir adelante pese a todas las visicitudes que se encuentren en el camino. Revictimizar a un niño de casa hogar pensando “ay pobrecito vive en una casa hogar” no aplica. Si ellos mismos dicen y sienten que éste es su hogar, ya no es “pobrecito”, solo va a ser víctima de las circunstancias que él se provoque. Por eso aprovechando que estamos tocando el tema de los mitos, menciono éste. Es importante quitarse esa creencia de la cabeza y del corazón y más bien tomar acciones para sacarlos adelante y promoverles más actividades culturales y recreativas, llevarlos a que conozcan más de lo que les rodea. Ahorita la situación está dificilísima pero podemos hacer mucho desde nuestras trincheras.
V: En diez o quince años ellos serán parte de la sociedad adulta, y es importante que se entienda hoy que no por venir de una casa hogar van a ser adultos problemáticos o víctimas, ya que justamente se trabaja con ellos para evitarlo. En este mismo tenor, me gustaría cerrar nuetra entrevista con el siguente planteamiento para nuestras lectoras y lectores: además de visitar la casa hogar, ¿Qué más pueden hacer los y las ciudadanas comunes para contribuir con los niños y niñas que no tienen una situación de vida dentro de un núcleo familiar tradicional y viven institucionalizados?
N: Esa es la pregunta del millón, porque no solo se trata de promover que vengan a conocer, a visitar y a ver qué se necesita o como pueden ayudar. Creo que es una meta-pregunta que se tiene que hacer cada uno de los ciudadanos de este país: ¿Qué estoy haciendo yo todos los días para contribuir? No nada más para que los niños que estén en situaciones vulnerables crezcan y sean apoyados. Creo que para romper ese círculo que buscamos romper en FP, necesitamos dejar de hablar de una cultura de derechos y establecerla; que sea una cultura de derechos punto. Me voy a esa reflexión interna: ¿Qué hago yo todos los días, desde que me levanto hasta que me duermo, para mejorar mi entorno? Va desde “voy y visito una casa hogar y firmo cinco horas de voluntariado a la semana, y si me sobran 100 pesos al mes los dono para que compren tortillas”, hasta “si voy en la calle y veo un papel tirado en la calle, ¿lo recojo? Me ven los niños a mí adulto qué hago con esa contaminación que nos afecta a todos”. Observar cuál es nuestro discurso con nuestra pareja, con nuestros hijos, nuestros vecinos. Qué les digo, qué hablo, qué vocabulario utilizo. Es una reflexión muy profunda y creo que quienes se avientan al ruedo de ser partícipes o colaboradores con su tiempo o sus medios como donadores en especie o en efectivo a una causa o a una casa hogar, ya están un pasito más adelante, porque ya tienen introyectada la parte de la responsabilidad social, ya está arraigada en su corazón.
Agradecemos a Natalia el compartirnos parte de su conocimiento y experiencias en esta entrevista. Invitamos a nuestros lectores, a conocer el trabajo que realiza Fundación PAIDI, a través de su página web: www.paidi.org o al teléfono +52 (55) 5347-6066 y 67
[1] Los GLIAs fueron presenciales desde 2017 hasta marzo de este año, virtuales desde entonces hasta noviembre 2020.